Abadía de Heisterbach

Ruina del coro medieval, Monasterio de Heisterbach, Siebengebirge, Königswinter
Ruina del coro medieval

Durante unos seis siglos, la abadía de Heisterbach fue el centro religioso de nuestra región. Solo quedan las ruinas del coro medieval. De camino desde Oberdollendorf a Heisterbacherrott, vea ya de lejos a la derecha el portal barroco de la abadía de Heisterbach, construido en el siglo XVIII.

Poco después llega a la ruina famosa del coro de Heisterbach. Es todo que se ha quedado de la iglesia medieval que, en aquel entonces, fue una de las más grandes de la región, sobrepasada solo por la catedral gótica en Colonia.

La abadía de Heisterbach fue el centro de atención del proyecto «Klosterlandschaft Heisterbach» (Medio Ambiente de la Abadía de Heisterbach) de la «Regionale 2010», el programa estructural del estado de Renania del Norte-Westfalia. Los edificios han sido restaurados, los jardines son prósperos y hay numerosos tableros de información sobre eventos históricos así como sobre plantas raras.

La abadía en la Edad Media central

La Abadía de Heisterbach fue fundada en 1189 por monjes cistercienses. En ese momento, Philipp von Heinsberg, arzobispo de Colonia y el hombre más poderoso después del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, les había pedido que se establecieran en el Siebengebirge. Los monjes llegaron y construyeron una ermita en honor de María encima de una montaña llamada el Stromberg y la dedicaron al San Pedro, así la montaña obtuvo su nuevo nombre: Petersberg (montaña de San Pedro).

Pero poco después en 1192 abandonaron el Petersberg para vivir en un valle cercano, el valle de Heisterbach. Bajo el segundo abad Gevard (1196-1209) y el tercer Heinrich I. (1208-1240) la iglesia de la abadía se construyó. En la Edad Media Central, los abades eran hombres importantes, en contacto poderosos arzobispos de Colonia y aún los reyes.

Hoy tenemos solamente la ruina del coro y reconstrucciones. Vemos un monumento del estilo románico tardío y realizamos que el arquitecto ya conocía las nuevas formas góticas proviniendo de Francia, y también vemos que hizo todo lo posible por conciliar arquitectura de alto nivel con el ideal de los Cistercienses de simplicidad.

Cesario de Heisterbach

El más famoso entre los monjes de Heisterbach fue Cesáreo, que vivió allí de 1198 a 1240. Lo conocemos como maestro de novicios que escribió muchos libros de enseñanza para monjes, especialmente el «Dialogus Miraculorum». También lo conocimos como cronista sincero de los eventos políticos de su tiempo. Así informó de la guerra por el trono entre Otón IV y Felipe de Suabia, así como de la violenta muerte del arzobispo Engelbert de Colonia. También escribió la historia de la vida de Santa Isabel de Hungría en preparación para su canonización.

Piedad y perspicacia en los negocios

En la Edad Media Tardía, en 1312, la ermita encima del Petersberg y el Monasterio de Heisterbach llegaron a ser lugares de peregrinación.

Durante siglos, la abadía de Heisterbach era el centro religioso de la región – y al mismo tiempo el mayor terrateniente – esto no se excluyó en aquel entonces. La piedad de los cistercienses venía con múltiples habilidades y una excelente perspicacia para los negocios. Cultivaron sus tierras, criaron ganado y peces, y se dedicaron a la silvicultura y la viticultura. Pronto ganaron más de lo que necesitaban para sí mismos. Luego vendieron sus productos, ganaron dinero y lo usaron para financiar sus edificios y comprar más tierra. También construyeron y llevaron un hospital.

Demolición

Su fin llegó en 1803, cuando Napoleón I redibujó el mapa político del Sacro Imperio Romano Germánico. Para ser más precisos, en 1803 el Reichstag (Dieta) aprobó una resolución llamada «Reichsdeputationshauptschluss». Los estados eclesiásticos se secularizaron y sus territorios fueron entregados a otros principados seculares vecinos. Así, el Arzobispado de Colonia desapareció del mapa. Sus territorios en la orilla derecha del Rin cayeron en manos del Conde Berg. Ya en el mismo año, el gobierno de Berg decretó que la abadía de Heisterbach fuera derrotada y la iglesia demolida para vender las piedras.

A partir de 1815, desde la caída de Napoleón, la Siebengebirge formaba parte de la «Renania Prusiana». A pesar de que su demolición había sido decretada en 1803, el coro y algunos muros de la Abadía de Heisterbach seguían allí. En 1818, las autoridades prusianas prohibieron otra demolición.

Así es que hoy solo tenemos la ruina del coro. Durante muchos años ha sido un motivo popular para pintores y productores de postales. Sin embargo, por interesante que sea como motivo fotográfico, la ruina es también un «testigo de barbaridad». Así lo dice Hermann Josef Roth en su artículo del libro alemán «Das Siebengebirge, Natur, Landschaft, Kultur».

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